Sistema importante del patrimonio agrícola mundial (SIPAM)

 El paisaje, las tradiciones y las comunidades marroquíes que se esconden tras el argán y su aceite

¡Las cabras escalan estos árboles bajos de argán para comer sus hojas, frutos y nueces! ©Nadiia Zamedianska/shutterstock.com Derecha


En Marruecos, al sur de la bulliciosa ciudad de Agadir se encuentra la región rural de Chtouka Ait Baha. Pese a su proximidad a varios puntos situados a lo largo de la ruta turística marroquí, los vacíos montes desérticos de Chtouka Ait Baha constituyen un mundo ajeno a las coloridas y ajetreadas calles de las ciudades del país. Sin embargo, en esta zona relativamente alejada se encuentra el increíble árbol de argán. El argán, un tesoro de Marruecos, no solo aporta una de las exportaciones más valiosas del país, a saber, el aceite de argán, sino que también es endémico de la región y ¡solo crece de forma natural en Marruecos y su entorno!

Estos árboles resistentes a la sequía y el calor se han cultivado durante siglos en la zona de Ait Souab-Ait Mansour en la región de Chtouka Ait Baha. Los arganes pueden soportar temperaturas de hasta 50 grados y desempeñan un papel irreemplazable en las vidas de las comunidades de la región. La población local que vive en estas tierras áridas y semiáridas ha creado un increíble sistema de producción basado en el argán. Dichas comunidades locales producen aceite y otros productos derivados del argán, cultivan las tierras en torno a estos árboles y crían cabras que escalan los árboles bajos y comen nueces de argán. Por este motivo, se conoce como un sistema agrosilvopastoral (agricultura-árboles-cabras). 

En 2018, la FAO designó Ait Souab-Ait Mansour como un Sistema importante del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) con el fin de reconocer las prácticas agrícolas singulares y resilientes y el valioso patrimonio cultural de las comunidades que han conservado este extraordinario paisaje y su biodiversidad. Este sistema agrosilvopastoral basado en el argán es solo uno de los 62 innovadores sitios SIPAM.

La elaboración del aceite de argán constituye un medio de vida básico en la región, sobre todo para las mujeres locales. ©Proyecto Argan Oil Presidium/Oliver Migliore

Ahora bien, ¿para qué se utiliza el argán?

El aceite de argán es el principal producto del árbol de argán y tal vez el más conocido a nivel mundial. Se elabora a partir de la nuez del fruto del árbol de argán y se utiliza tanto en cocina, de forma similar al aceite de oliva, como en cosmética, para nutrir la piel y el cabello. La extracción del aceite es un proceso largo —de hecho, se necesitan 50 kilos del fruto para elaborar solo medio litro de aceite, y por eso el precio de mercado del argán suele ser mucho más alto que el del aceite de oliva. Desde la década de 1990, cuando las virtudes alimentarias, cosméticas y terapéuticas del aceite de argán se volvieron más conocidas, este tesoro oculto procedente de lo más profundo de Marruecos también ha revolucionado el mercado internacional.

Los productos de argán son una fuente de ingresos fundamental para las comunidades de la zona y durante siglos las mujeres rurales de las zonas de arganales han elaborado el aceite en sus casas utilizando recetas familiares. Las mujeres rompen las duras cáscaras de las nueces con una piedra, extraen las semillas y las trituran, antes de añadir agua templada para ayudar a extraer el aceite. La elaboración del aceite de argán supone también un acto social para que las mujeres se reúnan. 

El argán produce asimismo leña y carbón de excelente calidad, que se valora mucho en toda la región y lleva tiempo abasteciendo a la mayoría de las grandes ciudades de Marruecos.

Puntos de biodiversidad críticos 

La zona es un punto de biodiversidad crítico donde los arganes se plantan junto a más de 50 especies de plantas cultivadas con 102 variedades locales, todas ellas endémicas de la región, y 16 razas locales de vacas, ovejas, cabras, camellos, equinos, aves de corral y abejas melíferas. Los medios de vida de las comunidades locales están estrechamente ligados a esta biodiversidad, que proporciona alimentos, piensos, semillas e ingresos. Los arganes constituyen el pilar de este sistema agrícola tradicional, al desempeñar un papel fundamental en la estabilidad ecológica de la región y proporcionar la mayor parte de los ingresos de los agricultores. Así todo, el sistema integrado también aporta a las comunidades otros alimentos y materiales tales como cultivos básicos, cereales, leña, carne y lana.

Las comunidades locales han encontrado formas inteligentes de cultivar esta tierra árida con escasez hídrica, conservando el agua y obteniendo ingresos. ©Abderrahmane Aitlhaj


Prácticas agrícolas ingeniosas

Las comunidades locales han desarrollado numerosas formas inteligentes de utilizar la tierra, incluidas prácticas agroforestales que son sumamente resilientes al entorno árido con escasez hídrica y los suelos pobres. Por ejemplo, dado que la tierra cultivable es limitada y se trata de una zona montañosa, los agricultores han creado bancales planos en los que cultivar sus alimentos. Los bancales de piedra ayudan a que los suelos retengan el agua y reducen la erosión, por lo que se puede cultivar en condiciones de secano.

El agua es fundamental en un clima seco y árido de este tipo y los agricultores locales han desarrollado un sistema de gestión del agua que se ha transmitido durante siglos. Además de los largos canales construidos a lo largo de las laderas de las montañas, los agropastores han excavado en la roca que hay bajo el suelo grandes depósitos para almacenar las aguas pluviales, denominados matifiya. Estos grandes depósitos subterráneos recogen y filtran el agua procedente de la tierra que hay encima y son tan eficaces para la recolección de agua que los lugareños pueden continuar con sus medios de vida pese a los prolongados períodos secos. 

No es solo la recolección de agua lo que resulta tan impresionante, sino la forma en que se gestiona. La gestión de los recursos hídricos está organizada mediante un jmaa local —“un comité de sabios”. El jmaa organiza bienes colectivos como el agua y resuelve los conflictos entre miembros de la aldea. Las decisiones del jmaa no se cuestionan, pues se han forjado el respeto durante muchas generaciones y son una parte fundamental de la sociedad.

http://www.fao.org/fao-stories/article/es/c/1398048/

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