EN 1
En América Latina, el así llamado ‘sector informal’
asociado a la agricultura familiar y los movimientos agroecológicos fue
fundamental para enfrentar y adaptarse a los desafíos de la pandemia de
COVID-19. A los pocos meses de iniciada la pandemia organizamos un proceso de
investigación para evaluar la naturaleza y alcance de las iniciativas tempranas
(primeros tres meses) desplegadas por este sector informal para enfrentar y
adaptarse a los impactos de la pandemia de COVID-19 en la producción y consumo
de alimentos en varios países de America Latina.
La información fue recabada a través de
la consulta a informantes clave (n = 168), una encuesta en línea (n = 125) y la
caracterización detallada de estudios de casos regionales (n = 4). Los datos
obtenidos, mayormente textuales, se analizaron y categorizaron para identificar
patrones de respuesta (utilizando el método de Reinert, combinado con un
análisis de similitud, para que le interese saber).
El 65% de las iniciativas identificadas fueron
“locales” en términos de alcance geográfico, el 30% de ellas comenzaron dentro
del primer mes después de la pandemia y la mayoría de ellas fueron urbanas o
urbano-rurales, mientras que solo el 29% de ellas fueron exclusivamente
rurales.
Cuatro
tipos de iniciativas
El análisis de la información textual
capturada a través de la encuesta reveló cuatro tipos principales de
iniciativas que se implementaron o adaptaron en respuesta a COVID-19:
1. Ventas directas de alimentos del
productor al consumidor, generalmente existentes antes de la crisis del
COVID-19 pero adaptadas / fortalecidas para enfrentar la pandemia;
2. Cadenas de valor cortas que vinculen
a organizaciones e individuos rurales y urbanos apoyados por gobiernos
nacionales o locales, readaptados a través de nuevos protocolos de salud y
seguridad;
3. Programas de apoyo y capacitación
recientemente desarrollados sobre producción sostenible de alimentos para el
autoconsumo o el comercio local, en entornos rurales, urbanos o periurbanos;
4. Iniciativas de asistencia y ayuda
alimentaria enfocadas a poblaciones vulnerables, apoyándose en redes de
solidaridad asociadas al movimiento agroecológico.
Reflexiones
La pandemia destacó el papel clave que
juegan los sistemas alimentarios y las cadenas de valor locales y la necesidad
de fortalecerlos a través de políticas públicas, como una forma de construir
resiliencia alimentaria en tiempos de crisis. Nuestro análisis reveló algunas
características clave de los sistemas alimentarios locales que fueron
esenciales para superar esta y otras posibles crisis:
– La preexistencia de organizaciones e
instituciones sociales (por ejemplo, el movimiento agroecológico, los sindicatos
de agricultores, las organizaciones de consumidores, etc.) y su capacidad para
hacer frente y re-orientarse ante una crisis;
– El funcionamiento de canales de
mercado alternativos que fueron fundamentales en su respuesta temprana a las
restricciones a la movilidad y los nuevos protocolos de seguridad impuestos por
la pandemia (por ejemplo, los mercados frescos locales, las ventas en línea, la
entrega de alimentos, etc.)
– El papel que pueden desempeñar las
redes sociales y las herramientas en línea para conectar a las personas
(productores y consumidores, redes, cadenas de valor cortas, etc.) y los
consiguientes beneficios de la alfabetización generalizada en tecnologías de la
información;
– El apoyo brindado por los gobiernos,
de los locales a los nacionales, a las iniciativas existentes en los campos de
la agricultura familiar y la agroecología, previamente vistas como alternativas
marginales, incluso a veces opuestas a sus puntos de vista y políticas;
– La conciencia y la participación cada
vez mayor de los consumidores urbanos en los sistemas alimentarios locales,
reconociendo su naturaleza esencial y su contribución a su salud y bienestar.
Estos representan importantes resultados
de aprendizaje para delinear estrategias que mejoren la preparación y la
resiliencia de las sociedades ante amenazas futuras, o para aportar ideas para
una recuperación y reconstrucción exitosa en situaciones en las que estos
mecanismos aún no existen. Lecciones clave para informar la formulación de
políticas.
La
Agricultura Familiar
La columna vertebral de la mayoría de
las respuestas a COVID-19 identificadas en este estudio fue la existencia de
sistemas agrícolas altamente dinámicos, biodiversos y adaptables asociados con
la agricultura familiar en América Latina. En particular, los sistemas
agrícolas ubicados en ‘cinturones verdes’ periurbanos alrededor de ciudades,
grandes y pequeñas, para la producción de alimentos frescos (y otros servicios
de los ecosistemas) jugaron un papel crucial en el desarrollo de nuevos
productores-consumidores, entrega de alimentos y comercialización de cadena
corta. La flexibilidad exhibida por las áreas rurales y sus sistemas de
producción, en gran medida independientes de los mercados internacionales, fue
también un elemento clave de resiliencia y adaptabilidad frente al COVID-19.
La pandemia de COVID-19 contribuyó a
conectar a las personas con los alimentos, las personas con la agricultura y
las personas con las personas. En virtud de esto, la crisis mundial de COVID-19
aún no es una crisis alimentaria mundial. Pero la amenaza no ha terminado. No
dejemos que el mercado especule. Hay suficiente comida para todos en todo el
mundo. Aprovechemos esta oportunidad y la lección aprendida durante la pandemia
para cambiar las reglas del juego en nuestro sistema alimentario global y
local.
Para
acceder a la publicación: https://authors.elsevier.com/a/1chvu,70zHjdf0
Tittonell,
P., M. Fernandez, V.E. El Mujtar, P.V. Preiss, S. Sarapura, L. Laborda, M.A.
Mendonça, V.E. Alvarez, G.B. Fernandes, P. Petersen, I.M. Cardoso, 2021.
Emerging responses to the COVID-19 crisis from family farming and the
agroecology movement in Latin America – A rediscovery of food, farmers and
collective action. Agricultural Systems 190, 103098, https://doi.org/10.1016/j.agsy.2021.103098.
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